La primera pieza del Museo, que saluda al visitante en el propio zaguán de entrada, es una gran escultura romana de mármol, que representa al Genio de la Colonia Norba Caesarina.
Se sabe que en el siglo XVII, la imagen se hallaba en la desaparecida ermita de San Benito, en la Plaza Mayor, y en 1820 se instaló sobre la torre de Bujaco bajo un templete. En la década de 1960 fue trasladada a los soportales del Ayuntamiento y más tarde al llamado “Foro de los Balbos”, hasta que en los 80 fue traída al Museo de Cáceres, quedando una réplica en su lugar.
Los sucesivos eruditos que la vieron la interpretaron mayoritariamente como una estatua femenina, sin reparar en su anatomía masculina; desde la primera versión del renacentista Lucio Marineo Sículo se la identifica con Ceres, y así se mantuvo en el imaginario local, tomando distintas acepciones como “Santa de la Plaza” o “Abundancia” o “Fortuna” por llevar la cornucopia. Laborde es el primero que propuso una identificación alegórica con el genius de Augusto, al igual que Hübner, y más tarde Lantier con Silvano o Genio.
Mélida la considera el genio de la colonia Norba, opinión que se ha mantenido en las distintas ediciones sobre la ciudad y su patrimonio, definiendo Callejo la estatua como “genio andrógino de la colonia”. Aunque descartado su carácter femenino en los estudios más documentados, a pesar de ello se mantuvo en la toponimia local como estatua de la Diosa Ceres, sin duda porque en el acervo popular este nombre enraizaba con el de la propia ciudad.
Está hecha en un solo bloque de mármol que parece de procedencia local, probablemente de Estremoz, y se conserva completa, a excepción de su antebrazo derecho, que iba aplicado aparte, como se ve en el extremo de la bocamanga. La pieza se montó en dos sencillas partes, el cuerpo completo con su cabeza a partir de un gran bloque rectangular, y en un fragmento menor se hizo el brazo derecho, que hoy falta.
El análisis del tipo de toga, poco voluminosa y de pliegues poco profundos, así como la disposición bastante alta del umbus y balteus, del mismo modo que un sinus no excesivamente amplio y que no sobrepasa la altura de la rodilla, nos remiten a la época del Alto Imperio, que encuentra sus paralelos en los tipos togados de la época de Tiberio y Claudio.
Los marcados contrastes de unas partes con otras en cuanto a la calidad y maestría de la talle nos hacen pensar en que la pieza pudiera haber sido retocada o parcialmente retallada. El pedestal granítico que la sustenta dice precisamente que se “rehizo” y fue colocada en su nueva base, fechada en 1751.
Parece que la estatua se concibió para disponerse en una hornacina o sobre un fondo de pared a bastante altura; tal vez por ello los detalles del modelado no se cuidaron en exceso. Probablemente debió ubicarse en un espacio público monumental en época julio-claudia.
Museo de Cáceres
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