En esta sala están instalados los fondos de Arte Medieval y Moderno; las obras se agrupan principalmente en pintura y escultura, junto a un conjunto de piezas de orfebrería. A pesar de la pluralidad estilística y temporal hay un elemento común en la mayoría de las obras, pues abundan sobre todo las de temática religiosa, aunque no faltan obras de otros géneros como el costumbrismo, el paisaje o el retrato.

La pieza más antigua de la sala es una “Cruz procesional”, de bronce con esmaltes, que procede de la parroquia de San Martín de Trebejo que por su estilo se puede fechar a principios del siglo XIV. El “Cristo crucificado” que se presenta es una talla en madera policromada, datada en la segunda mitad del siglo XIV, con alguna semejanza con obras de la escuela castellana de Burgos.

Pieza importante de la sala es una talla de la “Santísima Trinidad” en alabastro, procedente de Herrera de Alcántara; otras tres esculturas en madera policromada, representando a una Santa Mujer, María Magdalena y San Pablo parecen proceder de un programa iconográfico propio de la retablística del siglo XVI. De la misma época es el relieve de “San Lucas” obra de Juan de Montejo, escultor de la escuela castellana de finales del siglo XVI, y deben reseñarse también dos pequeñas obras de alabastro, una “Virgen con el Niño”, obra anónima de escuela italiana que sigue el modelo de medallón o tondo popularizado ya en el Quattrocento por autores como Luca della Robbia o Desiderio de Settignano y un “Calvario”, anónimo del siglo XVI que parece entroncado con estampas de las escuelas europeas o de artistas como Alberto Durero.

La pintura flamenca de los siglos XV y XVI también está representada en la sala, fundamentalmente en el “Tríptico de la Pasión”, un “San Jerónimo Penitente” que recuerda a autores como Hans Memling y de posible influencia de la escuela sevillana de Alejo Fernández o “La traición de Dalila”, obra de Martín de Vos.

Se expone también un bello cobre que representa “La idolatría de Salomón”, anónimo italiano del siglo XVI de pequeño formato, junto a “Las lágrimas de San Pedro”, atribuída al taller del extremeño Luis de Morales.

Pero la pieza clave de la colección de esta sala es “Jesús Salvador”, de Domenico Theotocopuli El Greco. Formó parte de un apostolado, de los que el artista realizó varios, en el que también intervinieron discípulos de su taller. Una de estas series se conserva completa en la catedral de Toledo, cuyo Salvador comparte muchas similitudes con la obra del Museo de Cáceres.

En la sala pueden verse dos reseñables obras esculpidas en marfil, de origen filipino, un “Ángel de la guarda” del siglo XVII y un “Crucifijo” fechable en la misma época, procedente del Legado de Vicente Paredes Guillén. Del mismo siglo XVII hay que destacar alguna pinturas españolas, italianas y flamencas, entre ellas un “Paisaje”, de Joos de Romper, el “San Onofre” de Esteban March, “Judith con la cabeza de Holofernes”, un lienzo anónimo italiano de clara influencia caravaggesca, y un espléndido lienzo de Vicente Carducho que representa “La degollación de San Juan Bautista”. No debe olvidarse tampoco “San Andrés” del italiano Lucas Jordán o los “Aldeanos conversando” del flamenco David Teniers el Viejo.

La sala se cierra con una selecta representación de la pintura del siglo XIX en que aparecen algunos de los grandes autores españoles del momento, como José Alcázar Tejedor con su deliciosa obra “La Pereza”, Antonio María Esquivel con su “Retrato de un abogado” o Emilio Sala Francés del que se presenta el retrato infantil “María Picón y Pardiñas, con capota blanca”.

Junto a las obras de pintura y escultura hay que citar la presencia de destacables piezas de platería de los siglos XVI al XVIII, entre las que destacan tres cálices del siglo XVI, más otros dos cálices barrocos, uno de ellos dedicado en 1748 al rey Fernando VI por el cardenal D. Álvaro de Mendoza, y por supuesto una pequeña escultura en plata y bronce sobredorado de la “Virgen del Carmen”, que se puede fechar a finales del siglo XVIII.