A cántaros
La colección de alfarería extremeña de Miguel Ángel Álvarez
Del 18 de mayo al 13 de septiembre
La exposición «A cántaros. La colección de alfarería extremeña de Miguel Ángel Álvarez» plantea una visión de conjunto de la cerámica popular extremeña a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Entre otros muchos aspectos, la muestra permite comprobar el vertiginoso ritmo de desaparición de la alfarería tradicional en Extremadura a lo largo de los últimos treinta años.
Se trata de una colección reunida por D. Miguel Ángel Álvarez desde mediados de la década de los ochenta del siglo pasado en unos momentos en que permanecían activos alfares y obradores de cerámica en más de treinta localidades extremeñas; hoy, lamentablemente, la mayor parte de aquellos tradicionales alfares ha desaparecido víctima de la pérdida de uso cotidiano de los cacharros de barro, y se cuentan con los dedos de una mano las poblaciones extremeñas donde aún es posible ver un alfarero trabajando en su torno.
Por fortuna, personas como Miguel Ángel tuvieron el acierto de preocuparse por reunir cuantas piezas fuera posible, así como una valiosísima información y no pocos documentos gráficos que nos permiten ahora tener un conocimiento más exacto de cómo han sido y cómo han funcionado aquellos alfares, y sobre todo disponer de las piezas que en ellos se producían. En la exposición, podemos ver que el barro se usó para dar respuesta a un sinfín de necesidades domésticas y laborales, desde la preparación de los alimentos en cocinillas y pucheros al almacenamiento de líquidos y sólidos en ollas y orzas, pasando desde luego por el suministro de agua a los hogares antes de la generalización del agua corriente en aquellos inolvidables cántaros que las mujeres llevaban con arte sobre su cabeza, y que dan título a la muestra.
Pero además encontramos los inevitables, y todavía hoy indispensables botijos, los barriles para tener agua fresca en el campo, juguetes de barro, elementos necesarios para la iluminación o la higiene o para la construcción, y aquí hay que destacar el papel que tuvieron los tejares y hornos de ladrillos que hubo por toda la región. Mención especial merecen también las tinajas que se elaboraban en diferentes localidades y servían para el almacenaje del vino en aquellas grandes bodegas de nuestros pueblos o, en menor tamaño, para contener el agua de uso cotidiano en la cocina de la casa.
Miguel Ángel Álvarez logró reunir una colección de más de medio millar de piezas extremeñas a lo largo de más de veinte años de recorrer la región de arriba abajo. En el año 2013, decidió que la colección no podía pertenecerle a él sólo y decidió donarla a todos los cacereños entregándola al Museo de Cáceres; tras la donación, el primer fruto del trabajo de inventario y catalogación en el Museo es esta exposición formada por más de doscientas piezas de la colección.
Tebeos de posguerra